Aullamos, aullamos, aullamos, auuuuuuuuuuuu



miércoles, 1 de diciembre de 2010

Otra Cecilia

Esta es la historia de una chica de ojos tristes. Solía tropezar en cualquier escalón, romperse las medias con cualquier cosa, perder las llaves en cualquier rincón, quemarse con el fogón o cortarse cortando patatas y dormirse en clase sin haber trasnochado lo suficiente. Conocía el caos hasta el extremo de aburrirlo. La felicidad llamó a su puerta el día en que su primo francés le regaló una tortuguita minúscula de agua. Le gustaba escuchar la música de su vecino y oír como él cantaba sin complejo alguno. Estaba decidida, al fin, todo que ganar y nada que perder. Bailaría por las calles. Repartiría mensajes mágicos en notitas de color azul en forma de corazón. Y abrazaría a todo aquel que mereciera su cariño. La nota de suicidio fue tan dulce como sus bailes, sus corazones azules y sus abrazos, incluso estaba perfumada.

4 comentarios:

Natnat dijo...

Simplemente precioso. No dejes de escribir cosas tan bonitas nunca, vale?

Anna dijo...

"dormirse en clase sin haber trasnochado lo suficiente" ooooh, sí.

Preciós.

I encara diria més:

kosco

Lara dijo...

les teves paraules són delicades i dolces com terrons de sucre desfent-se en café bullint.

Noelia dijo...

Me han entrado ganas de ver la película...muy bonito texto<3