Aullamos, aullamos, aullamos, auuuuuuuuuuuu



viernes, 27 de agosto de 2010

Cuenta ella sumergida en fragilidad

El loro Dodó y el gato siempre estaban juntos. Dodó salía de su jaula en horas puntas y paseaba con el gato disfrutando de su libertad pasajera. El gato iba y volvía al pie de la jaula cuando le hacía falta la presencia del loro. Solía subirse en lo más alto para jugar a tocar los barrotes con sus garras intentando asustar a Dodó que le insultaba en un idioma que el gatito casi podía entender. Cuando el loro volaba por casa se ponía en la espalda del gato y viajaban juntos por el comedor tras la mirada tierna de su amo que les vigilaba desde el sofá de terciopelo.
Cuando el gato murió, Dodó sintió tal tristeza que no quiso salir más de su jaula. No hablaba y comía muy poco. Cuando su amo intentó tocar su cabecita no se resistió. Entonces vio que entre sus verdes y rojas plumas había unos rasguños que trató de curarle. El loro se los había hecho con el pico... Tres días después Dodó murió en su jaula.

1 comentario:

Julia dijo...

otro gran texto...me gusta :)

te pasas por el mio? xx